El archivo de los primeros besos
Aquellos días la sala de investigadores estaba tan concurrida que apenas podíamos permitirnos una mirada de complicidad con el exterior. Cuando por fin algún documento se revelaba significativo para nuestro trabajo nos tragábamos el optimismo para no importunarnos. El desánimo también hacía acto de presencia, cuando las horas transcurrían densas y oscuras entre legajos aciagos que se presentaban mudos.
Me gustó esta foto desde el primer día que la vi en tu web; es preciosa. Los versos de Juana, hermosos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Donde dije versos, quise decir texto...y he aprovechado para releerlo.
ResponderEliminar